Una de las características clave del tejido ignífugo es su capacidad para soportar altas temperaturas y evitar la rápida progresión del fuego. Está diseñado con tecnologías avanzadas y tratado con recubrimientos químicos especializados para crear una barrera protectora que inhibe el proceso de ignición y combustión. Las fibras inherentemente resistentes a las llamas, como las fibras de aramida o los modacrílicos, también se utilizan en la producción de estos tejidos, proporcionando propiedades naturales de resistencia al fuego.